martes, 17 de mayo de 2011

dulce de leche con brownie + limón

No les pasa?
Que se sienten un poco culpables de tomarse un helado, no sé, ponele que un martes a la siesta... entonces terminan pidiendo combinaciones impensables y descombinadas tales como la de arriba?
Esto forma parte de lo que llamaremos: mis mil y una formas de matar la culpa y seguir pa delante con la comilona.

((paréntesis dramático))

Por qué? por qué? por qué dejaron de fabricar Coca Light, la plateada, la de tapa gris?!

Necesito responsables.
Necesito ver estudios de mercado.
Necesito que me digan que se les acabaron los ingredientes.
Necesito que por favor todos nos levantemos y digamos que la Coca Zero no es lo mismo.
Necesito que alguien me pase el dato de algún dealer al que le quedaron algunas botellitas.
Necesito un compañero alternativo para mi vaso tan lleno de hielo y limón y tan vacío a la vez.
Necesito saber que no soy la única a la que afectó terriblemente esta noticia.

Crisis total. Que vuelva la TAB. Algo!

white super skinny jeans

Mi hermana me retó. Es que tardé como 40 minutos dentro del probador del local y ella me esperaba. Después le hice entrar para que vea que onda. Después le hice salir para tener otros minutos de sinceridad frente al espejo. Después me puse mi ropa, salí, agarré un par de ropas más y volví al probador. Terminé comprando unos pantalones negros lindísimos, van con todo, no me quedan mal, blablabla. Pero no son los skinny blancos tan hermosísimos y que mentalmente combiné con varias ropas de mi ropero y que si no fuera por la hijadeputísima celulitis ya iban a formar parte de mi ajuar.
Esta es una campaña por un mundo de pantalones blancos hechos de telas más gruesas! Amén!

menú bicentenárico

Yo sé que de alguna manera el botón que saltó hoy de mi pantalón y el Bicentenario están relacionados. Lo sé.
Todo comenzó la semana pasada, cuando de una leída rápida al programa, marqué como actividad favorita: "Habilitación de la feria Los Sabores del Bicentenario". Como una profesional de la organización encerré en círculo la actividad y después para disimular encerré también en círculos otras cosas, conciertos, serenatas, tertulias (mmm Lido, pensaba mientras encerraba).
Claramente y como de costumbre, no llevé a cabo ninguna de las actividades planeadas, pero no por falta de ganas, sino que fallé en el timing todas las veces! Básicamente me pasé deambulando por el centro sin sentido, qué frustración! No les pasó?
Esto hizo que:
Jueves: podridos del tráfico del centro (que sí o sí tenemos que atravesar para llegar a nuestras casas) con mis compañeros de ofi decidimos quedarnos nomás ya por las buenas en el centro a "conmemorar". Parada obligada: Casa Clari. Bebida bicentenárica: Pilsens (muchas).
Viernes: ídem. Salida tardía de trabajo. Enganche. Pilsens.
Sábado: gracias a la lluviecita ví los desfiles desde mi tele. Sin dejar de lado las milanesas de los sábados. A la noche sí o sí era cita obligatoria ir a los eventos del centro. Claro que fuimos, pero dejamos estacionado el auto a más de veinte cuadras, entonces para recuperar energías, más que encontrar un buen lugar desde dónde ver el mapping o entonar el himno, la consigna con los amigos era encontrar un buen local... terminamos cenando a lo grande sobre Palma y bailando en Pirata Bar, champagnera llena mediante.
Ni hace falta detallar todo lo que uno puede llegar a comer un domingo/día de la madre y posterior feriado lleno de sobras de la comilona.
Igual, sin escarapela y llegando tarde a todo, vibré como miles y miles de paraguayos este fin de semana.

*releyendo veo que cierta compañía cervecera podría auspiciar este espacio perfectamente ;)

sos lo que comés


*- No te olvides, sos lo que comés.
- Necesito comer a una persona flaquita
.

Esto me alegró mi martes de una manera que no se hacen idea.
Me reí fuertísimo así que tenía que compartirlo con ustedes.
Respetando derechos autorales, gracias briaN!

vare´a dengue

Sí, formo parte de las estadísticas. Fui víctima del famoso mosquito.
Debo admitir que ante todos los avisos de prevención me hacía de la machita. Usaba repelente poco y nada, apagaba espirales (es que me dan alergia), dormía con la ventana semi-abierta. Digamos que si bien no tenía un neumático con agua estancada al lado de mi cama, me expuse bastante como para ligar la picadura.
Desde ya aviso seriamente que es una pendejada decir: "Uy! cómo quiero tener dengue para faltar al trabajo/facultad/colegio!". La manera en que te tumba es horrible y da miedo porque a veces no podés ni sentarte en la cama del malestar.
Ahora, lo rescatable para este blog gorduroso:
1) Todas, pero TO-DAS las personas que se enteraron de mi enfermedad me decían: Oh! Qué mal! pero sí o sí remataban con un: "Por lo menos vas a bajar muchísimo de peso". Es como que la gente que me rodea vio la luz, aquella ventana de esperanza en la que yo, por fin iba a adelgazar, por más que estaba sufriendo horrores, todo sufrimiento justificaba el adelgazamiento. la enfermedad era el camino a sanar de la gordez. Mala gente la mía eh!
2) Cierto, no se puede comer nada, nada de nada, no tenés ganas de levantarte a bichear qué hay en tu heladera, no querés luego ni beber agua por más que te obligan a hacerlo y bastante. No sé si es el paracetamol o el mismísimo dengue (nadie me supo definir esto), pero la boca del estómago duele como nunca antes y estás varios días en posición fetal tratando que esto se te pase. Cualquier pensamiento positivo de "por lo menos voy a adelgazar" es nulo ya que flaca y postrada no servís de nada :/
3) Afortunadamente, no me agarró tan mal. Me duró justito una semana el tema. Semana en la que a pesar de no comer estuve hinchada como un pez globo y para colmo al final me salieron unas ronchitas no tan sexys.
4) Acá viene lo mejor, te curaste, te reincorporaste a tus actividades, quedan secuelas por aproximadamente cinco días más, en los que estás medio debilucha, pero una vez superada esta etapa llega lo lógico: un hambre descomunal que hace que quieras abrir tu boca a más no poder y tragar el mundo. Y no es ansiedad, es hambre que duele, tu organismo grita: aliméntame! y por más que haya intentado aprovechar el achicamiento de mi estómago por esa semanita de ayuno, no hubo caso, terminé entregándome a la chatarra.

Moraleja: al menos para mí, el dengue no adelgaza. Cuidense siqué!